Despues del fortísimo terremoto registrado en Chile la madrugada del viernes de la semana pasada, nos quedan hacer algunas reflexiones acerca de. En primer lugar, expreso mi mas sentidas condolencias al pueblo chileno y a los familiares de las víctimas y mi solidaridad con su causa, la reconstrucción de una sociedad que históricamente ha sabido salir a flote con la pujanza de su gente y la unión que como país siempre los caracterizó.

Haciendo un paralelo y una comparación entre lo ocurrido en Haíti casi dos meses atrás, la diferencia me parece abismal incluso yendo mas allá de las diferencias económicas entre Chile y Haití, desde el comienzo, unos, los chilenos, supieron de inmediato dónde estaba su presidenta, Michelle Bachelet, y los miembros de su gabinete; los otros, los haitianos, no sabían si seguía vivo su presidente, René Preval, cuya residencia se había derrumbado, al igual que el Palacio Presidencial. Ese matiz refleja, en cierto modo, el grado de certeza de ambos pueblos después de sendas catástrofes, al margen de que el terremoto en Chile, 50 veces más poderoso que el de Haití, haya dejado como secuela un número de víctimas inferior. Eso se debe a las precauciones edilicias de un país y el otro.
En su discurso del día sábado después de la tragedia, la presidentaBachelet apeló a la capacidad de recuperación de los chilenos frente a la adversidad y, valiéndose de los medios de comunicación a los cuales les agradeció el servicio que estaban prestando a la población, instó a su pueblo a preservar la calma y el ánimo sin dudar un segundo en que saldrá adelante: "Una vez más, ¡fuerza, Chile!".
Una tragedia de esta magnitud demuestra hasta qué punto, a veces, los políticos deben evitar algunas actitudes y ponerse a trabajar por el bien común. Fue así que desde el exterior todas las diferencias que pueden percibirse a diario entre presidentes tan distantes como Barack Obama y Hugo Chávez parecieron desaparecer por un instante. Incluso Alan garcía, Evo Morales y Rafael Correa, por Ecuador, depusieron toda actitud hostil contra Chile. La mandataria de Argentina, Cristina Kirchner se comunicó tambien con Bachelet para ofrecerle lo que le hiciera falta.
Los daños ocurridos en el país del sur son incalculables. Centenares de muertos y miles de desaparecidos, entre ellos peruanos residentes en Chile. Millones de viviendas damnificadas, saqueos, incendios, caos, desesperación. Ayer lunes, la presidenta Michelle Bachelet solicitó oficialmente ayuda internacional, por lo que la ONU ha envíado especialistas y recursos para ayudar a los damnificados. Sin embargo con algunas diferencias sobre la ayuda en Haití, ya que el gobierno chileno es quien controla las acciones. Un gran ejemplo de organización y responsabilidad. Ya que a pesar de encontrarse en sus ultimos días de mandanto, la Presidenta ha decidido trabajar hasta el último día junto a su gabinete de ministros, quienes ha unido sus fuerzas incluso con el presidente electo, el empresario Sebastian Piñera, quien puso a disposición de Bachelet a su gabinete de ministros que reemplazará al actual.
Nadie está libre de sufrir desgracias como estas. Hoy podemos tenerlo todo y mañana estar en la calle. Hay que poner fuerza y estar mas unidos que nunca en estos casos y olvidarnos de rencores que no llevan a nada en estos casos y demostrar que los peruanos somos solidarios. Desde esta columna, resalto mi elogio hacia el grado de cultura cívica demostrado por los chilenos (la mayoría), y abogamos por la pronta recuperación de un país que a lo largo de su historia ha sabido curar sus heridas, alzar la frente y salir adelante en horas difíciles como las actuales.
Las palabras de su presidenta son, la síntesis mas clara de aquello que, de ser posible le transmitiríamos a un amigo o vecino en desgracia: Fuerza, Chile!

Haciendo un paralelo y una comparación entre lo ocurrido en Haíti casi dos meses atrás, la diferencia me parece abismal incluso yendo mas allá de las diferencias económicas entre Chile y Haití, desde el comienzo, unos, los chilenos, supieron de inmediato dónde estaba su presidenta, Michelle Bachelet, y los miembros de su gabinete; los otros, los haitianos, no sabían si seguía vivo su presidente, René Preval, cuya residencia se había derrumbado, al igual que el Palacio Presidencial. Ese matiz refleja, en cierto modo, el grado de certeza de ambos pueblos después de sendas catástrofes, al margen de que el terremoto en Chile, 50 veces más poderoso que el de Haití, haya dejado como secuela un número de víctimas inferior. Eso se debe a las precauciones edilicias de un país y el otro.
En su discurso del día sábado después de la tragedia, la presidentaBachelet apeló a la capacidad de recuperación de los chilenos frente a la adversidad y, valiéndose de los medios de comunicación a los cuales les agradeció el servicio que estaban prestando a la población, instó a su pueblo a preservar la calma y el ánimo sin dudar un segundo en que saldrá adelante: "Una vez más, ¡fuerza, Chile!".
Una tragedia de esta magnitud demuestra hasta qué punto, a veces, los políticos deben evitar algunas actitudes y ponerse a trabajar por el bien común. Fue así que desde el exterior todas las diferencias que pueden percibirse a diario entre presidentes tan distantes como Barack Obama y Hugo Chávez parecieron desaparecer por un instante. Incluso Alan garcía, Evo Morales y Rafael Correa, por Ecuador, depusieron toda actitud hostil contra Chile. La mandataria de Argentina, Cristina Kirchner se comunicó tambien con Bachelet para ofrecerle lo que le hiciera falta.
Los daños ocurridos en el país del sur son incalculables. Centenares de muertos y miles de desaparecidos, entre ellos peruanos residentes en Chile. Millones de viviendas damnificadas, saqueos, incendios, caos, desesperación. Ayer lunes, la presidenta Michelle Bachelet solicitó oficialmente ayuda internacional, por lo que la ONU ha envíado especialistas y recursos para ayudar a los damnificados. Sin embargo con algunas diferencias sobre la ayuda en Haití, ya que el gobierno chileno es quien controla las acciones. Un gran ejemplo de organización y responsabilidad. Ya que a pesar de encontrarse en sus ultimos días de mandanto, la Presidenta ha decidido trabajar hasta el último día junto a su gabinete de ministros, quienes ha unido sus fuerzas incluso con el presidente electo, el empresario Sebastian Piñera, quien puso a disposición de Bachelet a su gabinete de ministros que reemplazará al actual.
Nadie está libre de sufrir desgracias como estas. Hoy podemos tenerlo todo y mañana estar en la calle. Hay que poner fuerza y estar mas unidos que nunca en estos casos y olvidarnos de rencores que no llevan a nada en estos casos y demostrar que los peruanos somos solidarios. Desde esta columna, resalto mi elogio hacia el grado de cultura cívica demostrado por los chilenos (la mayoría), y abogamos por la pronta recuperación de un país que a lo largo de su historia ha sabido curar sus heridas, alzar la frente y salir adelante en horas difíciles como las actuales.
Las palabras de su presidenta son, la síntesis mas clara de aquello que, de ser posible le transmitiríamos a un amigo o vecino en desgracia: Fuerza, Chile!
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